jueves, 7 de mayo de 2015

Museo de Geología

Las ciencias geológicas son un conjunto de disciplinas científicas que, confrontando diferentes argumentos específicos, participan en la delineación de un cuadro global de los conocimientos hasta ahora adquiridos sobre el planeta Tierra. Junto a disciplinas históricas como la paleontología y la estratigrafía, nacidas en el siglo XVIII, al igual que la idea misma de la geología, posteriormente se han consolidado en el siglo XX nuevas disciplinas, como la geofísica y la geocronología, que se basan en los conocimientos adquiridos gracias a otras ciencias.
Las disciplinas.

Entre las diferentes disciplinas que se relacionan con las ciencias geológicas existen algunas en particular que proporcionan los conocimientos de base indispensables: la mineralogía se encarga del estudio de los minerales, definiendo sus características y propiedades, y catalogándolos en diferentes grupos; la petrografía y la petrología estudian y clasifican las rocas magmáticas y metamórficas y los procesos litogenéticos (de formación de las rocas) que las han generado; la sedimentología se ocupa en cambio de las rocas sedimentarias, detallando las fases y modalidades de su formación; la paleontología analiza los fósiles y su significado cronológico y ambiental según los principios de la evolución de las formas de vida; la estratigrafía estudia la disposición de las rocas en el espacio y en el tiempo para establecer el orden de sucesión de los principales eventos geológicos, etc.

La cronología relativa.

El principio del actualismo

Los principios o criterios estratigráficos.
Fueron los británicos James Hutton (considerado el padre de la geología moderna), hacia finales del 1700 y Charles Lyell, que recoge esta idea en su obra Principles of Geology en el siglo XIX, los primeros en formular tales principios.

Los criterios estratigráficos son los siguientes:

Criterio de superposición: en virtud del cual, en la sucesión de sedimentos, aquellos que ocupan las posiciones inferiores son más antiguos que los que los recubren, por lo tanto un estrato es más viejo que el que tiene superpuesto y más reciente que los precedentes; este principio es también válido para las coladas de lava, es decir, las más recientes están superpuestas a las más antiguas.

Existe también un criterio que postula que cuando algún fenómeno geológico perturba a una serie de rocas, este proceso es evidentemente posterior a la formación de la roca más reciente perturbada y precedente de la roca perturbada más antigua.



Los fósiles:

Se definen con este término los restos de organismos y huellas debidas a su actividad vital (como las galerías excavadas en los sedimentos como habitáculos, las huellas debidas a los desplazamientos de los animales e  incluso los excrementos denominados coprolitos)  conservados en las rocas.

Principalmente se necesita que el organismo muerto sea rápidamente alejado de los procesos de descomposición  y degradación llevados a cabo por las bacterias y los agentes atmosféricos; por lo tanto, es necesario que los restos del organismo (o sus huellas vitales) sean recubiertos por sedimentos en un tiempo muy breve. En una segunda fase, una vez desaparecidas las partes blandas, con lo que queda del esqueleto, se produce la formación del fósil propiamente dicho mediante distintos procesos.


Más rara aún es la conservación de las partes blandas del organismo mediante un proceso de carbonización: la sustancia orgánica, generalmente vegetal, enterrada y por lo tanto, aislada del aire, pierda agua, enriqueciéndose al mismo tiempo en carbono (por fermentación y destilación) hasta convertirse en carbón. 

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